Casi dos décadas después de haber sido fundado en Brasil, en 1990 el Foro de Sao Paulo concluyó ayer un nuevo encuentro en el cual convergen miles de delegados representativos de lo más granado de la izquierda lationamericana y caribeña a sabienda de que sepamos como en todos los eventos de esta naturaleza " no son todos los que están ni están todos lo que son" en cuanto a la defensa intransigente de los intereses de las mayorías en nuestros paises,,vale decir ,distribución equitativa de los bienes económicos, desmonte del control de los aparatos de los Estados por parte de las derechas recalcitrantes y el establecimiento de una participación democrática erigida sobre el respeto a los deseos de las mayorías de nuestros pueblos.
Pero el Foro de Sao Paulo en la edición 19, no solo se limitó a las críticas implacables al orden injusto de distribución de las riquezas en américa latina y el mundo o las exclusiones socio-políticas enraizadas y reproducidas durante siglos de marginaciones por parte de los gobiernos de la derecha, porque en esta oportunidad paises como Nicaragua, El Salvador, Brasil, Ecuador, Venezuela, Bolivia,Uruguay entre otros mantienen gobiernos de extracciónes populares que sin embargo también encuentran resistencia y críticos como ha ocurrido por ejemplo con la presidenta Dilma Rousseff, dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) objeto de acervas protestas callejeras por movimientos conformados por activistas juveniles y sociales ,no necesariamente manipulados por la oposición.

Bajo esos entendidos críticos a las injusticias en el sistéma de dominación hegemónicos regional y global , con señalamientos sinceramente autocríticos en referencia al ejercicio del poder por parte de organizaciones políticas progresistas y de izquierdas ,las conclusiones del Foro de Sao Paulo constituyen una guía para continuar construyendo la integración y la unidad en las fuerzas que caminan con la rueda de la historia , pero al mismo tiempo un llamado de atención para mantenerse vigilantes y alertas para evitar reproducir los vicios de la oligarquía, de manera que los pobres de américa latina puedan ver real y efectivamente en las agrupaciones progresistas un faro de luz hacia donde navegar en la búsqueda de democracia verdadera, progreso material y justicia social.
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