Iñaki Urdagarin,infanta Cristina y Rey Juan Carlos
El reconocimiento por parte del juez José Castro sobre la existencias de indicios claros que ligan a la infanta Cristina de Borbón, hija del Rey Juan Carlos y Doña Sofía de Grecia con los manejos fraudulentos e ilegales de su esposo Iñaki Urdagarin, realizados mediante la Fundación Nóos que era una simple fachada para blanquear dinero, evadir al fisco, desviar fondos recibidos por instituciones privadas y del Estado español para provecho económico personal,aproxima irremediablemente a la monarquía española al fango del desprestigio y la irritación social .
Es a partir de esta realidad que tanto los mayores partidos del sistema (Partido Socialista Obrero Español-PSOE- y el Partido Popular -PP-) han mostrado una inquietud y preocupación reflejada hoy por la decisión del fiscal anticorrupción Pedro Horrach de solicitar rápidamente al juez "que proceda a la adopción de la medida de suspensión de la diligencia de prueba acordado en el auto que se recurre", en otras palabras, evitar la comparecencia de la infanta Cristina al juzgado para responder como cooperadora necesaria y cómplice en los delitos cometidos por su marido, Iñaki Urdangarín,los cuales están sustentadas por montañas de evidencias acusatorias obtenidas durante la "operación babel".
Obviamente el pánico cunde en la familia real y mueven tras bambalinas todos los resortes del poder , todas la influencias políticas y sociales para blindar a la monarquía contra el largo brazo de la aspiración de justicia y del enojo ciudadano,hartos del comportamiento hipócrita y doblez de una obsoleta institución al cual las amplias mayorías españolas no le asignan ninguna importancia en este siglo, como lo muestran los sondeos realizados especialmente en la juventud.
La presión ante el juez para evitar el espéctaculo inédito de observar a un miembro directo de la familia real comparecer ante los tribunales acusados de delitos tan degradantes como la corrupción,el blanqueo de capitales , la falsedad y la prevaricación es enorme, máxime con un Rey que no acaba de salir del escándalo ocasionado por sus viajes a Botsuana para matar elefantes,las infedelidades públicas del monarca con Corinna zu Sayn-Wittgenstein y el deseo social de que el Palacio de la Zarzuela cumpla con ley de transparencia pública hasta ahora ignorada por la casa del Rey.
El caso Nóos en España comienza a develar una situación de hartazgo por parte de una sociedad con más de 6 millones de desempleados , sometida a una histórica debacle hipotecaria en donde millones luchan desesperadamente por no perder sus viviendas ,con la parcial privatización de sus servicios básicos de salud, y educación, carestía y sobreprecios de productos alimenticios de primera necesidad ,dificultades en el transporte y otras crísis anexas a la desaparición de las garantías sociales del Estado de bienestar , mientras la monarquía española utiliza los entramados del poder para obtener ilegalmente mayores ganancias económicas y continuar viviendo su novelita rosa.
La discrepancia jurídica existente entre el mismísimo fiscal anticorrupción tratando de evitar la asistencia de la infanta Cristina ante los tribunales, mientras el juez Castro asegura la existencia de pruebas irrefutables en cuanto a la participación y conocimiento del esquema de corrupción lidereado por el yerno del Rey y su socio Diego Torres, es un indicador pristino de que el poder político español mueve sus músculos en el sentido de proteger el interés monárquico y contener las aguas turbulentas que amenazan con hacer zozobrar en el fango la barcaza desde donde la realeza intocable , observa el aciago existir actual de los simples mortales españoles.Enlaces relacionados: España y el salto al vacío
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