MIS QUIJOTADAS

martes, 14 de octubre de 2014

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL ÉBOLA




Es intrincada labor analizar cual sería la decisión final de Thomas Eric Duncan si cuando arribó el 20 de Septiembre a la ciudad de Dallas.Texas, proveniente de Morovia la capital de Liberia, con intenciones de casarse  con la mujer a la cual consideraba el amor de su vida y madre de su hijo Karsiah Duncan ,el  hubiera sabido que esa primera visita en busca del amor  terminaría colocándole en la aciaga estadística de primer fallecido en territorio estadounidense a causa del virus del ébola .


Duncan en el aeropuerto
al llegar a Estados Unidos.
La historia afectiva entre Duncan y Troh tenía como elemento común a los personajes de Florentino Ariza y Fermina Daza  desarollados por Gabriel García Márquez en la novela "El amor en los tiempos del cólera" la permanencia y perseverancia de un sentimiento que no se desvaneció con el paso del tiempo. Ellos se habían conocido en un campo de refugiado liberiano 20 años atrás y desde entonces él supo y repitió que Louise Troh había conquistado su corazón para vivir allí eternamente.

Cuentan los relacionados a Thomas Eric Duncan, que aún en estado de gravedad, su mayor preocupación y congoja en el hospital, no era su propia supervivencia, sino la posibilidad de haber podido infectar a su  prometida, por cuyo amor respondió negativamente en el formulario de visado haber estado en contacto con personas afectadas de  ébola en Liberia,pese a que días antes del viaje ayudó a transportar hacia un hospital a una vecina infectada que posteriormente  murió.

Poco duró el alborozo de Duncan en Estados Unidos,pues el repentino diagnóstico y agravamiento  en su estado de salud, tampoco le permitió ver por última vez a Karsiah el hijo de 19 años  a quien no veía hacía 16 años.El estertor final de Thomas Eric Duncan probablemente le sorprendió en medio de los espasmos delirantes que la alta temperatura corporal le producía ,visualizándose danzante y  felíz al lado de los seres amados a cuyo regazo acudió, desconociendo que el ébola planeó hacer de  esa anhelada cita de amor, también un encuentro fatal, ineludible, frente a frente con la muerte.


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