La renuncia de Julia Pierson como directora del Servicio Secreto de los Estados Unidos luego de apenas 18 meses en el puesto y como resultado de dos graves incidentes que pudieron poner en riesgo la vida del presidente Barack Obama, tiene limitado efecto a la hora de recomponer la maltrecha imagen de una agencia considerada altamente profesional,efectiva y calificada para proteger al primer mandatario de la nación más poderosa del planeta .
Los escándalos previos en los que agentes del Servicio Secreto estuvieron involucrados (borracheras en horas de trabajo, pagos a prostitutas,falsos invitados a cena de gala) no tuvieron el impacto demoledor en la imagen del Servicio Secreto como los acontecidos con tres días de diferencia, que dejaron al descubierto fallos elementales y para mí ,bastante extraños ,en una entidad de élite,especializada en el rol de resguardar al presidente,vicepresidente y familiares así como a jefes de Estado extranjeros cuando visitan Estados Unidos.
El 16 de septiembre,mientras el presidente Obama acudía al Centro de Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta, el Servicio Secreto, contrario a lo que establece el protocolo de seguridad establecido, permitió que un subcontratista con varias condenas por asalto y agresión, compartiera el ascensor con el presidente, el individuo al despertar sospechas por el constante uso de la cámara del celular, resultó que portaba un arma de fuego.
Julia Pierson,Joe Biden y Barack Obama
Este incidente se hizo público después, cuando fuentes internas del mismo Servicio Secreto filtraron la información de que la anunciada irrupción del ex veterano de la guerra de Irak, Omar J. González a la Casa Blanca no era tan sencilla como lo informado en la víspera, puesto que según la filtración el exmilitar armado con una hacha pequeña había sido detenido el 25 de agosto al frente de la mansión presidencial, para luego retornar el 19 de septiembre armado con una navaja,saltar la valla perimetral, evadir a los agentes dentro del complejo, adentrarse 60 metros corriendo en la explanada,derribar a un oficial fuera de turno,abrir un apuerta cuya alarma había sido deconectada y avanzar otros 24 metros,para ser finalmente detenido frente al Salón Verde.
Uno entonces se pregunta :¿Dónde estaban los francotiradores de servicio en la azotea de la Casa Blanca? ¿Por qué ni uno de los agentes en el exterior reconoció a Gonzáles detenido frente al lugar el 25 de Agosto como un potencial peligro? ¿Cómo es posible que González fuera confrontado sólo por un oficial fuera de servicio,dónde estaban los que sí estaban en horas de trabajo asignados a esa área?¿Por qué nadie utilizó desde fuera los radios para alertar de un intruso armado corriendo en los jardines? ¿Que hacían los encargados de observar los monitores , en la cámaras de vigilancias externas e internas en la Casa Blanca? ¿Y los perros entrenados en ataques a intrusos por qué no actuaron?.
Omar J. González
No sé,pero a sabiendas de que Julia Pierson ,la primera mujer nombrada directora del Servicio Secreto(y rechazada por una parte de la agencia ), en donde el 90% son hombres con una concepción machista muy acendrada, no descarto que conscientemente, algunos dentro de la institución hayan adrede permitido esos fallos inexplicables,filtrarlos a la opinión pública para desatar críticas, avergonzarla y hacerla saltar del cargo, como en efecto ocurrió.
Si ese no fuere el caso, entonces el Servicio Secreto de Estados Unidos no es el referente apropiado de perfección e infalibilidad al cual pretenden imitar todas las entidades mundiales dedicadas a la protección y cuidado de sus gobernantes.
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