Cualesquiera de los amables lectores atraidos por el encabezado precedente, tenderán por instinto a pensar que resultaría un contrasentido la posibilidad de que un país, en cualquier parte del globo terráqueo reniegue a las razón fundamental que justifica su existencia en tanto comunidad de objetivos,realidad que en los tiempos que transcurren está concretizado en ordenamientos jurídicos.
A raíz del Plan de Regularización implementado por la República Dominicana, con la finalidad de sacar de las sombras a centenares de miles de Haitianos y otros extranjeros localizados en territorio quisqueyano sin ningún tipo de documentos,el gobierno de Michel Martelly en Haití,siguiendo la lógica oligárquica arraigada en ese país(las ideas dominantes son las de la clase dominante), emprendió una siniestra campaña internacional sobre los dos ejes básicos de la política exterior haitiana:la victimización y la manipulación.
Así pues acontece, que pese a ofrecerles por primera vez documentos legales a unos 300 mil haitianos, el gobierno haitiano corre a acusar a los dominicanos de crear apátridas, mientras unos 45 mil estudiantes haitanos acceden de manera gratuita o pagando lo mismo que un dominicano a escuelas y universidades,el canciller Lener Renaud sorprende a los organismos internacionales,señalando que no existen haitianos estudiando en Quisqueya.
Mientras los hospitales dominicanos estan atestados de mujeres haitianas embarazadas o parturientas atendidas de gratis y en iguales condiciones que las criollas, son los dominicanos quienes adquieren la nueva categoría criminal de "torturadores",endilgada por el Primer Ministro Haitiano Evans Paul,en un lenguaje que busca envenenar más las actuales diferencias.
Entonces muchos se preguntan, ¿por qué insisten las autoridades haitianas en profundizar la confrontación con la República Dominicana sobre falsos fundamentos ? la respuesta hay que obtenerla analizando el interés de la élite parasitaria haitiana en continuar viviendo de la mendicidad internacional,para lo cual la promoción de mujeres embarazdas y las caritas de sus hijos famélicos en la prensa mundial, ablanda y enternece al más endurecido corazón.
Esa estrategia queda evidenciada en el afán de las autoridades haitianas en negar su propia Constitución,para recibir en haití a sus ciudadanos repatriados y que por circunstancias múltiples hayan nacido en otros lugares,prefieren rasgarse las vestimentas, clamando inexistentes violaciones a derechos humanos de haitianos.Naturalmente, ese reclamo sólo es levantado contra los dominicanos, no contra otros países que a diario deportan haitianos.
La oligarquía parasitaria haitiana no quiere a sus compatriotas nacidos en la República Dominicana pues ellos saben que la bomba demógráfica,anunciada por el periódico haitiano Le Nouvelliste, causará más temprano que tarde, una crisis que barrerá con los privilegios que reproduce el gozo del poder económico de la élite haitiana y el saqueo de las multinacionales extranjeras en haití. y eso, hay que evitarlo,porque las clases no se suicidan.
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