Un jóven exmilitar quizás con la sana intención de despertar admiración y respeto en la muchachada de su barriada,con los cuales compartía y bromeaba a diario ,inició en la parte trasera de la casa que habitaba la acostumbrada tertulia con los vecinos dentro de los cuales sobresalían los menores de edad.
Wilfredo Polanco, exmiembro del Ejército Nacional dominicano bromeaba en esta oportunidad,con los niños y mayores ,con una granada fragmentaria que según sus palabras no representaba ningún riesgo por carecer de carga explosiva y para demostrarlo retiró la espoleta del artefacto que le explosionó en las manos,matándole junto a dos niños presentes en el infausto momento e hiriendo de gravedad a otro que por suerte hoy se recupera de las heridas .
En otro lugar de la ciudad de Santo Domingo, capital dominicana, dos buenos amigos compartían en un centro de diversión cuando Arsenio Díaz Rodríguez,uno de los hombres, le menciona a Fabián Antonio González el extravío de su arma de fuego y éste accede a prestarle la suya con el compromiso para ser devuelta en los días siguientes.
Cumpliendo lo acordado, Arsenio Díaz devuelve la pistola al buen amigo González y se retira con la promesa de regresar luego.Cuando el propietario de la pistola observa a Díaz acercándose, le entrega el arma de fuego al infante de apenas 5 años para jugarle una broma y "asustara" al amigo, probablemente con un "alto ahí" de las películas del antiguo oeste norteamericano,el menor apunta al sorprendido recién llegado, aprieta el gatillo... y lo mata con un disparo al pecho.
Estupefacto y sorpendido,González en un primer momento escapa y luego se entrega a la policía,expresando el enorme pesar por la muerte del amigo querido quien le había retornado la pistola manipulada,lista para disparar ,sin advertirle .
Ambas desafortunadas circunstancias, creadoras de luto y dolor en las respectivas familias tanto de las víctimas como en los sobrevivientes a los aciagos episodios, pudieron ser evitados con un mínimo de sentido común,comedimiento y mesura. Ambas tragedias fueron el resultado de inexplicable imprudencia al manipular una granada de mano sin necesidad y por el inaudito e incomprensible comportamiento de un adulto al colocar en las manos de un niño un arma de fuego.
La tragedia acecha 24 horas y 365 días del año, es nuestra responsabilidad asumir nuestro rol para evitar que hechos trágicos encuentren espacios propicios para materializarse sembrando las angustias y las penas resultantes de invaluables vidas humanas segadas a destiempo.
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