Cualquier ciudadano que durante un día determinado se proponga revisar las estadísticas sobre la violencia social observarán horrorizados como la espiral en los episodios violentos relacionados al nucleo familiar, pandilleril,narcotráfico y en sentido general los eventos antisociales de extrema crueldad, continuan su agitado curso.
Es cierto, el ser social determina la conciencia social ,por tanto es preciso partir de esas premisas para intentar aportar una valoración aproximada a las posibles soluciones a una situación en la que la extrema marginalidad ,la exclusión , la ruptura del círculo de incidencia familiar,el uso y abuso del alchohol y estupefacientes, agregados a la falta de perspectivas económicas,sociales, educativas y culturales en nuestras sociedades están creando y reproduciendo lacras antisociales con mayores frecuencias a lo antes visto.
Las sociedades están envueltas en una dinámica en el cual cada día las maneras atroces de cometer crímenes violentos superan las anteriores, no sólo matan en ocasiones sin el menor motivo para cegar la vida de un otro ser humano ,en la mayoría de los casos personas útiles a la sociedad, es que ahora además se encargan de producirles una muerte espantosa, con torturas indescriptibles,mutilaciones y sufrimientos inhumanos a las indefensas víctimas.
Les cuelgan de los postes y los puentes, les cortan partes del cuerpo, le disparan hasta agotar las municiones, les asfixian utilizando las técnicas más crueles de las cuales tengan experiencias o conocimientos, les queman hasta carbonizarles,utilizan cuchillos, navajas o cualquier objeto cortante o punzante para producir más dolor y agonía, mayor deseos de morir en las desdichadas víctimas.
Los sistemas institucionales de los cuales disponen los Estados como herramientas de disuación,prevención y control social no funcionan, los derechos de los antisociales , casi siempre reincidentes, adquieren en ocasiones mayores preocupaciónes y reelevancias que los de las víctimas .Ante menores de edad cuyo arte de asesinar y matar adquiere niveles de maestrias y doctorados aparecen dos o tres vocingleros (que viven en esa ingrata labor )defendiendo la "sacrosanta"minoridad de los truhanes.
Cuando los humildes agentes del órden enfrentan a los facinerosos y algunos de los maleantes caen abatidos entonces los mismos que piden a gritos mayores niveles de seguridad lanzan el dardo venenoso de las dudas sobre la actuación del uniformado. Si el muerto en cambio es un miembro de las fuerzas del órden público, no sólo no se valora la entrega del agente asesinado por los lúmpenes, sino que sus familias quedan desamparadas en todos los aspectos ,proclives al ataque vengador y artero de los restantes forajidos.
Las posibilidades de cambios en los procedimientos y textos legales para ajustarlos a las escalas de salvajismos y brutalidades de los hechos delictivos encuentran sin dilación oposición y crítica por doquier, enviando los mensajes errados a los malhechores que envalentonados cada día más recurren al temor ciudadano para campear por sus fueros .
Romper la dinámica de la violencia. requiere en primer lugar ofrecer alternativas de accesivilidad económicas,educativas, cualturales por parte de los Estados, profesionalizar,equipar y tecnificar a los cuerpos responsables por la seguridad ciudadana y legislaciones que reflejen los niveles de violencias y que expresen niveles de castigos acordes a los hechos cometidos.
Mientras seriamente no abordemos discutir la aplicación de esa combinación de factores ,el círculo vicioso de violencia continuará agregando nuevos capítulos funestos a nuestro diario vivir.
Enlaces relacionados: Mis Quijotadas.La violencia intrafamiliar
Mis Quijotadas.El Código Procesal Penal dominicano
Mis Quijotadas.pandillas,maras,gangas,naciones y tribus
Mis Quijotadas.La Justicia ciega
Mis Quijotadas. Cuando la tragedia acecha
Enlaces relacionados: Mis Quijotadas.La violencia intrafamiliar
Mis Quijotadas.El Código Procesal Penal dominicano
Mis Quijotadas.pandillas,maras,gangas,naciones y tribus
Mis Quijotadas.La Justicia ciega
Mis Quijotadas. Cuando la tragedia acecha
No hay comentarios.:
Publicar un comentario